5/03/2008

78/ Arrastre de ganado


El arrastre de pesos con ganado vacuno mediante la utilización de corsas era una necesidad laboral que se daba en situaciones en que las carretas no eran operativas, por ejemplo en la construcción de paredes de piedra en lugares de terreno poco firme para las ruedas o el transporte de mercancías sobre los precarios y fácilmente deteriorables empedrados de las ciudades y pueblos de las Islas. En Canarias, de forma similar a como se ha dado en otros lugares, esta necesidad se manifestó también como una expansión deportiva competitiva, probablemente primero en determinados momentos de la faena diaria y luego en fiestas y celebraciones populares, que es cuando se hace evidente.

Es imposible saber cuando se iniciaron en las Islas las competencias de arrastre, aunque muy probablemente desde el primer momento en que se introdujo la práctica laboral. Sin embargo, la constancia en el pasado de tal tipo de arrastre "deportivo", no laboral, es escasa y relativamente reciente, todo lo más de finales del s. XIX , concretamente en La Laguna y en relación con las Fiestas del Cristo y los primeros concursos de ganado registrados. De esta manera, y con la salvedad de algunos casos puntuales, esta práctica en su sentido deportivo se mantuvo en ámbitos muy cerrados y casi exclusivamente ganaderos, basada en apuestas mayoritariamente privadas y en esporádicas competiciones o exhibiciones en ferias y concursos de ganado que muchas veces pretendían mostrar las excelencias del ganado de trabajo con vistas a su venta, hasta que en los años 80 se incorporó a la dinámica de institucionalización de los juegos y deportes tradicionales.

Esta especial y cercana vinculación al mundo ganadero y agrícola, ha dado lugar a un tipo de "arrastre deportivo" en Canarias muy característico y diferenciado de otros más conocidos, por ejemplo el arrastre vasco. Puesto que se caracteriza por primar la maestría del boyero o guayero en el control de las yuntas y la obediencia y entrenamiento de los animales a la hora de cubrir el considerablemente largo trayecto de competición en el menor tiempo posible, sobre la mera cuestión de la cantidad de kilos que se muevan, que es precisamente lo que más se valora en la mayoría las prácticas asimilables de otros lugares.