5/07/2008

81/ Tegueste


El Menceyato de Tegueste, uno de los nueve en los que se dividía la isla de Tenerife antes de la conquista, se extendía desde las estribaciones del macizo de Anaga a los altos del Portezuelo y ocupaba los actuales pueblos de Valle de Guerra, Tejina, Bajamar, Punta del Hidalgo, así como el municipio de Tegueste y La Laguna. Con la llegada de los castellanos a Tenerife y vista la determinación de conquista con la que venían, el menceyato de Tegueste, se une a los de Taoro y Tacoronte, que inicialmente formarán en los "bandos de guerra", uniéndose posteriormente Icodem y Daute, enfrentándose a los conquistadores para preservar sus vidas y su libertad. En unión a estos combatirá en las batallas de Acentejo - la Matanza y la Victoria - y de La Laguna. Dentro del menceyato se sucederán escaramuzas al intentar surtirse los castellanos de víveres y ganado. Según algunas fuentes, en la zona de Las Peñuelas se produjo una batalla entre conquistadores y guanches. En el año 1496 cuando se finaliza la conquista de la isla, permanecerán los alzados guanches en las montañas durante más de veinte años.
La sustitución de la cultura guanche, aunque en algunos aspectos se fusione con la de los colonizadores, fue un cambio cultural brusco, un choque entre una cultura, en cierta medida, neolítica y otra inmersa en el tránsito de la Edad Media a la Moderna.
La importancia del menceyato de Tegueste, anterior a la conquista, se ha puesto de manifiesto con las excavaciones arqueológicas realizadas en numerosos puntos del Barranco de Agua de Dios, sobre todo en el lugar conocido por "Los Cabezazos", actualmente declarada "Zona de Patrimonio Arqueológico" con la presencia de necrópolis, cuevas de hábitat y utensilios. Además estudios actuales han destacado la esperanza de vida y la población en este menceyato.
El repartimiento de tierras, por parte del Adelantado, por medio de datas, produce la transformación de un medio natural que prácticamente estaba intacto. En las datas, se concede a conquistadores, auxiliares y posteriormente colonos, el aprovechamiento de tierras, aguas, pastos, bosques, etc.. En los repartimientos del menceyato de Tegueste destacan Fernando de Llerena, Guillén Castellano, Juan de Almansa, Francisco Melián, Gonzalo del Castillo, Fernando de Molina, Juan Zapata; algunos de estos nombres han quedado como topónimos de nuestro pueblo.
Tenemos constancia de que los primeros aprovechamientos son la tala de árboles en Pedro Álvarez y la extracción de piedra de cantería en El Portezuelo, para la construcción de edificios en la ciudad de La Laguna.
El siguiente dato de importancia, que saca a Tegueste del olvido nos lleva a la reunión del Cabildo Insular, en el año 1582, huyendo de la epidemia de peste que azota a la isla y que Tegueste, por su situación geográfica, consigue evitar.
Un punto de especial interés es el referido a la iglesia de San Marcos Evangelista, que es erigida en parroquia en el año 1606. El libro de fábrica cita la construcción de la primitiva iglesia antes de 1530, iglesia que tuvo concedido un curato desde el momento de su construcción.
Con la proclamación por las Cortes de Cádiz, de la Constitución de 1812, que contempla la creación de los ayuntamientos constitucionales. El municipio de Tegueste ocupará el espacio delimitado con anterioridad por la parroquia. Y es en 1813, cuando comienza la historia del Ayuntamiento de Tegueste.
Posteriormente la presencia del Prebendado Pacheco, cura-párroco, impulsor de la cultura y el desarrollo de Tegueste, con la primera alfabetización de los teguesteros, y que además impulsa la construcción del ayuntamiento, cementerio y casa mortuoria. Su labor marcará un hito en los años cuarenta del siglo XIX.
El municipio estuvo hasta bien entrado el siglo XX, subsistiendo de la agricultura y la ganadería. La desamortización de Mendizabal, unida a la fuerte emigración, hacen que la propiedad se concentre en pocas manos, las de propietarios absentistas, que por interés frenarán el desarrollo de la propia agricultura y de los mismos habitantes. Los agricultores que quedan son pequeños propietarios, arrendatarios y medianeros de los terratenientes que residían en otros lugares.
- Juan Elesmí de León Santana